La ventaja que ofrecen las pequeñas empresas frente a las grandes empresas es, sobre todo, la cercanía con el cliente. Las grandes empresas tienen muchos niveles y departamentos, lo que dificulta el trato directo con el cliente. Sin embargo, la pequeña empresa establecerá un trato con el cliente más frecuente y se desarrollará una relación más personal. Esto facilita, en gran medida, que la gestión de los problemas y/o quejas se puedan solucionar de una manera mucho más rápida y eficaz.
Conocer lo que piensa el cliente, lo que hace, lo que necesita, permite a las pequeñas empresas dar una respuesta rápida y adaptada a sus necesidades concretas. No sirven las respuestas genéricas, sino las realmente adaptadas a cada cliente y, para ello, conocerle y saber lo que necesita es fundamental.
Una compañía que aporta valor a través de las relaciones cercanas con los consumidores, tiene una relación con sus clientes parecida a la que existe entre amigos. Las compañías que mantienen esta relación de proximidad con sus clientes no ofrecen lo que el mercado quiere, sino lo que un determinado cliente quiere. Su objetivo es conocer a sus clientes, productos y servicios que éstos necesitan.
En cuanto a los productos, en general, en las pequeñas fábricas tendrán mayor calidad y acabados, ya que se revisará todo el proceso de forma más exhaustiva y meticulosa que los productos realizados en serie por las grandes cadenas.
En resumen, podemos decir que lo que caracteriza a las pequeñas empresas son:
-Atención personalizada
-Más innovación: las empresas de tamaño reducido suelen ser más ágiles en el momento de implementar cambios y generar nuevas ideas.
-Flexibilidad: En un entorno tan cambiante como el actual, las empresas de menor tamaño deben aprovechar su agilidad para adaptarse a las nuevas exigencias, al contar con una estructura mucho menos compleja que, por ejemplo, una multinacional.