Unas ventanas limpias son necesarias para poder tener mayor confort, dan mucha luz y amplitud al hogar, por el contrario, los cristales sucios impiden aprovechar la luz solar además de que estéticamente son un horror. Así que, a pesar de lo engorroso, hay que ponerse manos a la obra.
Siempre debemos empezar por los marcos, como ya sabemos para los perfiles de las ventanas de PVC, solo es necesario un paño suave humedecido y agua jabonosa, más que suficiente para eliminar las manchas del polvo, lluvia, etc. Nunca debemos usar amoniaco u otros productos de limpieza agresivos y utensilios rígidos o ásperos...
Mantener los cristales limpios requiere una mayor periodicidad de la limpieza, ya que enseguida se vuelven a ensuciar. En primer lugar debemos escoger un día sin viento y nublado o elegir una hora del día en la que la luz no incida directamente sobre las ventanas. Porque si limpiamos cuando hace sol, el reflejo y la luz no nos dejan ver las manchas con claridad y además tanto el viento como el sol secaran demasiado rápido el vidrio y dará lugar a que aparezcan las dichosas marcas en cuestión de minutos.
Un truco que ayudará a limpiar los cristales sin que queden marcas es limpiar los cristales de las ventanas en sentido horizontal por un lado, y en sentido vertical por el otro .La clave está en hacerlo de forma diferente por un lado y otro para que, si quedan marcas, saber enseguida en qué lado están y acabar con ellas de forma fácil y rápida.
Para limpiar los cristales desde Industrias J. Cerviño SL recomendamos usar productos ecológicos como el vinagre blanco o limpiacristales caseros.
Con una esponja se va mojando en la mezcla de vinagre con agua y limpiando los cristales. Luego se enjuaga con una bayeta mojada en el agua limpia. Por último secar bien los cristales con un trapo suave que no suelte pelusas o con papel de periódico. Es recomendable empezar de arriba para abajo, para evitar que el agua chorree por donde ya se ha limpiado.
También una o dos veces al año debemos limpiar las persianas, por dentro es fácil, con bajarlas y pasarles un paño húmedo con un poco de detergente es suficiente. Un poco más complicado es por fuera, lo ideal es quitar la tapa del tambor e ir limpiando la persiana según la vamos desenrollando.